VÍSPERAS DE LA SANTÍSIMA VÍRGEN DE MONTEVERDI.
Una de las obras de carácter más espiritual que jamás se hayan compuesto, Las Vísperas de la Santísima Virgen (Vespro della Beata Vergine), de Claudio Monteverdifue el último desafío abordado por la Orquesta Barroca Nuevo Mundo que dirige Raúl Orellana, los que junto a con un grupo de estupendos solistas vocales, la interpretaron en el Campus Los Leones de la Universidad San Sebastián.
Claudio Monteverdi. foto classical
La versión que escuchamos de corte minimalista en cuanto a intérpretes vocales, pues no contó con coro, tuvo un acertadísimo enfoque de Orellana, quien fue capaz de captar el espíritu de la obra, particularmente en diferenciar los momentos dramáticos de aquellos más espirituales, que están marcados por tempos y pulsos diferentes, algunos de ellos insertos en sus diferentes 13 partes que componen la obra.
Si bien creemos que hubo triunfos rotundos, estos se contrastaron con otros que fueron más allá del director sus músicos y cantantes, en primer lugar la deficiente acústica del lugar (Salón de Actos del Campus) que sin duda requiere de una urgente adecuación, como asimismo mejorar la iluminación del escenario y el recinto; la ubicación de este es excelente con gran conectividad, razón por la que creemos esta prestigiosa universidaddebiera realizar esa inversión.
Orquesta Barroca Nuevo Mundo. foto musicantigua
Este aspecto redundó sin duda en los referentes auditivos tanto para instrumentistascomo para cantantes, incidiendo en algunas desafinaciones en los instrumentos de vientocomo en algún pequeño desajuste en el ensamblaje general.
Otro aspecto que jugó en contra, fue la inconcebible actitud del bajo David Gáez que no se presentó en las funciones, produciendo un vacío en las imitaciones o respuestas con el otro bajo, y en otros concertados, no obstante debemos alabar la prestancia de los solistas y el director, para salvar la inusitada situación.
Creemos asimismo que en lo vocal faltaron más voces, en particular en aquellas partes de carácter antifonal que poseen mayor fuerza vocal tanto como en la audición de los Cantus Firmus gregorianos que son una constante en varias de sus partes, y mayormente en el Magnificat, que deben escucharse tanto como sustento o complementación de las líneas melódicas de los solistas.
El director y violinista Raúl Orellana. foto Twitter
Pero debemos destacar sin duda el absoluto profesionalismo de cada uno de los interpretes, que consiguieron un laudatorio éxito en una obra de extraordinaria dificultad.
Los solistas vocales fueron; Nora Miranda y Denisse Torre sopranos, Ana Navarro y Claudia Godoy mezzosopranos, Rodrigo del Pozo, Felipe Gutiérrez y Diego Arellano tenores y Patricio Sabaté barítono.
El primer número “Domine ad adjuvandum”, mostró la solidez musical del grupo, luego en el “Dixit Dominus” a seis voces e instrumentos, se acentúo acertadamente el carácter del texto.
Durante el concierto a la izquierda Raúl Orellana, atras Denisse Torre, Nora Miranda, Felipe Gutiérrz, Rodrigo del Pozo, Patricio Sabaté, Diego Arellano, Ana Navarro y Claudia Godoy, junto a la Orquesta Barroca Nuevo Mundo. foto Alejandro Held
Rodrigo del Pozo cantó seguidamente en gran forma y expresivamente el Motete “Nigra Sum” siendo muy riguroso en los contrastes dinámicos; el “Laudate Dominum” a ocho voces y órgano fue un verdadero triunfo vocal expresivo, el “Pulchra es” que fue cantado luego por Nora Miranda y Denisse Torre con impecable fraseo y afinación incluyendo acertadas inflexiones en los diferentes cambio de tempo.
Destacaremos los estupendos melismas de “Laetatus sum” cantado a seis voces muy vitalmente a la manera de una Antífona, luego los tres tenores Rodrigo del Pozo, Felipe Gutiérrez y Diego Arellano cantaron hermosa, expresivamente y con estupendo manejo de los melismas “Due Seraphim”.
La Orquesta Nuevo Mundo y los Cantantes Nora Miranda, Denisse Torre, Felipe Gutiérrez, Rodrigo del Pozo, Patricio Sabaté, Diego Arellano, Ana Navarro y Claudia Godoy. foto Alejandro Held
El “Nisi Dominus” fue muy sólido pero creemos que con más voces habría tenido aún más impacto; muy hermosamente cantó luego Patricio Sabaté “Audi coellum”, conmovedor en la parte con eco antes del tutti del coro. La acústica jugó fuertemente en contra del brillo de “Lauda Jerusalem”, que fue cantado en forma estupendasuperando esta dificultad adicional.
La Sonata “Pro Sancta María” uno de los números más originales que alterna instrumentos con voces femeninas o niños, cantando solo el texto “Sancta María ora pro nobis” en un complejo rítmico de cambios de tempo, fue otro de los grandes éxitos, lo cantaron Nora Miranda, Denisse Torre y Claudia Godoy.
El Himno “Ave maris Stella” a pesar de lo genial de la interpretación y de la belleza de la obra, fue otro de los números que creemos merecía más voces.
La obra concluye con otras de las cimas de la música el “Magnificat” que en sus doce partes se interpretó y cantó estupendamente, destacaremos la perfección de los numerosos melismas, así como las imitaciones y algunas brllantes participaciones solistas; por supuesto debió ser muy irritante para Patricio Sabaté no encontrar la contraparte a su canto en el “Quia fecit”.
Todo el conjunto agradeciendo al final las ovaciones del público. foto Alejandro Held
No obstante creemos que a pesar de algunos inconvenientes, salvados con el mayor profesionalismo, se trató de una gran versión, que fue largamente ovacionada por los asistentes, quienes sin duda y al igual que este crítico, valoraron el trabajo del más alto nivel de Raúl Orellana y su Orquesta Barroca Nuevo Mundo junto al excelente grupo de cantantes para su versión de estas “Vísperas de la Santísima Virgen” de Claudio Monteverdi.
Gilberto Ponce. (CCA)